Las constelaciones familiares son un método terapéutico desarrollado por Bert Hellinger que permite revelar los órdenes ocultos que rigen los sistemas familiares. A través de una mirada profunda y amorosa, se hace visible lo que está en desorden para restablecer el flujo del amor. No se trata de buscar culpables, sino de incluir, reconocer y tomar la vida tal como es.

En una Constelación Familiar podés trabajar cualquier tema que hoy te genere conflicto, dolor o repetición. Pueden ser vínculos familiares, de pareja, dificultades con los hijos, enfermedades, duelos, decisiones importantes, bloqueos personales o laborales. El alma muestra lo que está listo para ser visto y ordenado.

Una constelación familiar no termina cuando finaliza el taller o la sesión.

De hecho, ese es solo el comienzo del proceso interno.

Después de una constelación, las imágenes internas se reorganizan. Has visto una representación de tu sistema familiar, y esto moviliza emociones y comprensiones profundas. A veces puedes sentir alivio inmediato, y otras, emociones removidas o cambios internos que llevan tiempo en acomodarse.

Trata de evitar analizar en exceso o intentar controlar los efectos. La invitación es a observar, sentir y permitir que el cambio se manifieste con naturalidad. y por último, confía en el proceso. Cada constelación mueve lo que estás preparado/a para mirar y transformar.

Las constelaciones no son magia, sino movimientos del alma hacia el equilibrio y el amor.

No hay tiempo para que todos pasen a exponer su tema en una constelación grupal. Sin embargo, el trabajo es igual de profundo para quien constela, para quien representa y para quienes solo están presentes. El campo actúa para todos por igual, porque el alma reconoce lo que necesita ver, más allá de las palabras o de la participación directa.

Sí, trabajás igual. En una constelación, el movimiento del alma no depende solo de exponer un tema. Al participar como representante o simplemente al estar presente, algo profundo se activa en tu interior. El alma reconoce lo que le pertenece y toma lo que necesita, sin necesidad de palabras.

En una constelación grupal se trabaja con personas que representan a los miembros del sistema, lo que permite ver y sentir el movimiento del alma a través del cuerpo de otros. En la constelación individual se utilizan elementos simbólicos como figuras, papeles o anclajes, pero el trabajo es igualmente profundo. En ambos casos, el orden y el movimiento surgen desde el mismo lugar: el alma familiar.

No hay una cantidad fija de sesiones. Una sola constelación puede abrir un proceso profundo que continúa actuando en el tiempo. El trabajo con el alma no se mide en frecuencia, sino en profundidad y disposición. Cada persona y cada historia tiene su propio ritmo.

Sí, en una sesión online se trabaja con la misma profundidad que en una sesión individual presencial. El campo no tiene límites físicos; lo esencial es la presencia interna, la entrega y la disposición a mirar. El alma se manifiesta igual, porque lo que actúa no es el medio, sino la conciencia.

Los talleres puedes ser en varias ciudades (no sólo en México, sino que tambien en Buenos Aires y Miami) pero principalmente hago uno o dos por mes en CDMX y Metepec.